jueves, 7 de octubre de 2010

LOS GRAFITIS

Las culturas urbanas cada día tienen mayor acogida dentro de las nuevas sociedades, los espacios públicos, antes rechazados por los artistas, son utilizados cada día con mayor afluencia, la razón se debe a la popularización de la cultura.  Las personas pueden acceder a muestras culturales sin tener la necesidad de entrar a los museos o sitios que antes se los pensaba específicamente para la exposición de las obras de arte.  Entre estas nuevas formas culturales, podemos destacar a los grafitis que diariamente utilizan mayores espacios públicos para exponer su arte plasmando ideas en las paredes de las ciudades.

Todo inició a finales de los sesenta cuando los adolescentes en la ciudad de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en las paredes de sus barrios, aunque en realidad utilizaban pseudónimos, creándose así una identidad propia en la calle. Estos chicos escribían para sus amigos o incluso para sus enemigos. Quizás el ejemplo más significativo y a la vez el más conocido por todos sea el de Taki 183, un chico de origen griego que a la edad de 17 años comenzó a poner su apodo. Su verdadero nombre era Demetrius (su diminutivo Taki)  y 183 era la calle donde vivía (poner el nombre de la calle fue un elemento usado por muchos más escritores). Taki trabajaba como mensajero y viajaba constantemente en el metro de un lado a otro de la ciudad.  En el trayecto estampaba su tag en todos los lados, dentro y fuera del vagón.  Desde las primeras firmas sencillas y sin gusto de TAKI, pasando por una serie de estilos en las siguientes generaciones, los tags evolucionaron de manera considerable pasando por muchas formas y colores, llegando a concebir estilos bastante complejos.  EL grafiti pasa por varias etapas en las que tanto factores externos como la propia actitud de sus integrantes jugarán un papel fundamental en el carácter del movimiento en cada lugar y momento determinados.

… “ sugiere hallar otras vías de inserción de la cultura especializada en la praxis diaria para que ésta no se empobrezca en la repetición de tradiciones…”, con esto Canclini da inicio a su teoría que las culturas actuales se separan cada vez más de las tradiciones  que marcaban a los cánones y como las personas tienen la necesidad de salir de las formas culturales convencionales.  Los artistas sienten la necesidad de indagar dentro de nuevos procesos culturales, pero principalmente tienen la obligación de mostrar a la sociedad cuales son las transformaciones sociales y transgredir con los cánones plantados.

Con lo antes expuesto, nos podemos dar cuenta como las tendencias culturales varían en la modernidad y es en este momento, donde las obras salen de los espacios “tradicionales” de exposición para apropiarse de los espacios públicos.  Los artistas notaron que si quieren comunicarse con públicos masivos en las ciudades contemporáneas, saturadas de mensajes de tránsito, publicitarios y políticos, lo más conveniente sería actuar como diseñadores gráficos.  Y es esto lo que justamente lo que logran los grafitis, mostrarse en los espacios públicos, ser leídos por la ciudadanía. Los grafiteros son artistas, son pintores o son comunicadores que están en las calles mostrando su arte por medio de sus escritos o dibujos.   Son ellos los que se apropian de los territorios, las paredes o las veredas, para mostrar su arte.

“… la diferencia más importante entre los procesos culturales latinoamericanos y los de Estados Unidos no se encuentran en los modos de concebir los vínculos entre tradición y modernidad, sino en las maneras de entender la hibridación respecto de diferentes visiones de la multiculturalidad” (Diaz Ruiz, 2000, p 58).

Esta diferencia básica que prima en la hibridación cultural que tiene América Latina, ya que la cultura de esta sociedad se encuentra más relacionada con lo traído por Europa consecuencia de la conquista, que lo exportado por los Estados Unidos, además se debe tomar en cuenta la migración que existe no solo fuera del país, sino también la migración constante de los espacios rurales a los urbanos.  Por estas razones la hibridación cultural aumenta constantemente, tomando aspectos de las diferentes culturas, tanto internas como externas, para apropiarse de estas y adaptarlas.  Así como nos dice Nederveen Pieterse “… las formas en que la hegemonía  no solamente es reducida, sino reconfigurada en el proceso de hibridación”  (1995 p 57). 

Los grafitis no son un arte creado por nuestra sociedad, pero que sí se ha asimilado de otras culturas que cruzaron fácilmente las fronteras gracias a la necesidad cultural transnacional, convirtiéndose en una cultura popular globalizada plasmada adecuado a las necesidades nuestras.


Fuente:
Diaz I., Cultura en América Latina, Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, México D.F. 2000

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